miércoles, 26 de octubre de 2011

“Los seres humanos son animales que enjuician” Nietzsche.

Se puede iniciar el día feliz o acongojado dependiendo si soñamos o tuvimos una pesadilla o puede ser que en lugar del sueño a uno le pregunten por el resultado del dormir con un ¿cómo amaneciste?, o ¿cómo dormiste?, cuando en su caso tenemos la fortuna o la desdicha de dormir bien o mal acompañados. El ¿cómo amaneciste? se corrobora con el espejo, que es la herramienta más fiel del juicio personal y que es como una ventana que te rebota. Las otras ventanas las que no rebotan y dejan irse a tu mirada también sirven para otros juicios que son independientes al de tener un buen o mal paisaje. A “la ventana” le preguntamos algo que debería de ser para “el día” cuando nos acercamos preguntando ¿Cómo va a estar el día?, ¿estará bonito o feo? Dependiendo si nos gusta lo frio o lo cálido, o lo despejado o lo nublado.  “El día”, independiente de “la ventana” también cargara con los juicios de “El futuro” que es el juicio temido por todos y que se construye en base a los  “días pesados” o “días complicados” que es cuando vienen y a “días malos” o “días buenos” que es cuando ya que pasaron. Después del juicio a nuestra persona y al día, viene la concepción de la combinación correcta de tu vestimenta y la cual debe de responder  a los juicios mencionados antes pero sumado a otros más sutiles o desglosados de la calidad del día, como son a quien verás y a donde iras, que por supuesto puede ser bueno o malo también ya que las personas que juzgas negativamente son como cuando comes comida en mal estado, “te caen mal”. Ni el trafico, ni el desayuno, ni la canción, ni el jefe, ni la planta, ni el café de máquina, ni el mail, ni el policía, ni el pavimento se salvan de nuestros juicios y jornada, día, semana, mes, año y décadas, se nos van en el proceso de definir lo que está bien y lo que está mal, lo que nos gusta y lo que no. Esta definición se da en una combinación de juicios chiquitos que hacen unos más grandes, que se suman a otros aún más grandes para concluir en suma si tuvimos una buena semana, un buen año, o una buena vida. Irónicamente no seremos nosotros los que haremos ese juicio final y de los que lo hagan y se queden para juzgar nuestra vida, que es lo que aparentemente importa, habrá quien nos califique de buenos y quien nos califique de malos y otros que ni les irán ni les vendrá.
Lo interesante de esto es que no hablamos de verdades. Nadie sabe si el frio es mejor que el calor, ni si insurgentes es mejor que revolución, o si los gatos mejor que los perros porque a fin de cuentas todo se basa en lo que cada uno quiere o cree que quiere para después defenderlo como “la verdad” y la verdad es que “la verdad” no existe, (lo que hace que esta frase en realidad no exista tampoco). Una cosa son los hechos y otra los juicios que emitimos de los hechos. El hecho es que hace 10°C de temperatura, y el que haga frio o calor depende del juicio de cada uno, de su piel, de su origen o de su ropa y el problema básico es que discutimos por defender si hace frio o no en lugar de observar el hecho y observarnos en él. Estamos más enfocados en defender la verdad y en tener la razón que en entender los problemas y eso es la raíz de la gran mayoría de los problemas. Rafael Echeverría en su libro La ontología del lenguaje dice; “El juicio es la razón de todo el sufrimiento humano” y es de este libro de donde saque los conceptos que a continuación comparto.

Contrario a profesiones como la ingeniería, la contabilidad o las finanzas, la profesión del diseño es una profesión totalmente sustentada en los juicios tanto del propio diseñador como de terceros, o sea los clientes. El aspecto que determina esta subjetividad es básicamente el manejo de la belleza como un atributo característico del diseño, sin embargo los otros atributos como la funcionalidad y la factibilidad de manufactura no son subjetivos, pero esta distinción muchas veces no se hace y por ende se perciben con la misma incertidumbre que la belleza. Primero es importante entender que los juicios viven dentro de las personas y no son cosas que andan afuera como lo son los metros, los kilos, las sumas y la calidad. Los juicios solo salen por las bocas y son tan solo una opinión  de quien los emite y depende del receptor si le da la autoridad para creerlo o no, y ese es el segundo punto importante. Yo decido sí valido el juicio que se emite o no, independientemente de la razón que tiene el emisor para generarlo. Cuando mostramos un diseño, nosotros esperamos que este sea juzgado con los estándares con que nosotros lo concebimos, este es el punto tres, y por ende esperamos que la gente reacciones como nosotros reaccionamos, por ejemplo, que sea único, original y contemporáneo. Pero de igual manera el que lo está observando, si es un ingeniero, estará pensando si se puede hacer o o si funciona correctamente. Un juicio viene del pasado y se proyecta hacia el futuro, por lo que si nosotros no compartimos todo el origen de la idea y no compartimos y escuchamos los pasados de nuestros receptores, es muy probable que la idea no sea juzgada correctamente. Si yo estoy mostrando mi proyecto en la fase inicial, digamos a nivel boceto y no especifico que estas fases son para entender la parte estética o de empatía y el receptor, digamos cliente administrador o ingeniero, toma sus juicios del pasado y aplica solo estándares de costos o factibilidad pues lo más probable es que diga, no me gusta tu diseño porque en realidad en lo que él está pensando es que en el futuro eso no se podrá hacer o no funcionara, lo que no tiene nada que ver con el hecho si le gusta o no. En resumen los juicios:

1.-Viven en las personas que los emiten, no son hechos ni realidades.
2.-Requieren de autoridad para ser validados, no a cualquiera le doy la autoridad para juzgarme.
3.-Requieren de estándar de comparación y de un contexto específico.
4.-Siempre vienen del pasado y se proyectan hacia un futuro.

En toda conversación de diseño relacionada con la subjetividad del juicio de la estética del objeto debemos de tener respeto sobre la percepción de cada receptor dotando al mismo del contexto adecuado de nuestra intención. El mal juicio de nuestro diseño, no es un juicio de nuestra persona. Desconecta esta relación e indaga sobre el futuro que tu diseño proyecta sobre los emisores y es en este temor donde encontraras las oportunidades de mejora. Eso siempre funciona mejor que solo decir, “este cuate no tiene idea de lo que es el diseño”.

domingo, 9 de octubre de 2011

En la vida, el secreto está en el ritmo #SERdiseñador

Estuve estos últimos días revisando toda mi historia en “tweets” para recopilar todos los #SERdisenador que mande desde que se me ocurrió ese “#tag” por ahí de principios del 2010 y me sucedió que varios de mis “tweets” ya no los entendí por no recordar el contexto específico en el que los puse y de esos, que ya no entendí hubo uno que llamo mi atención y que escribí por ahí de julio del año pasado, que es cuando renuncié al Tec y volví por unos meses a las filas del emprendimiento que en mi caso no era tanto pues a donde volví ya lo tenía bastante emprendido. El caso es que me encontré un “tweet” que decía, “En esta vida el secreto está en el ritmo”, que como comenté no sé porque lo puse, pero ahora me volvió a hacer mucho sentido porque estos últimos meses en los que he venido coordinando un equipo de diseño de quince personas y en donde cada proyecto tiene medio centenar de involucrados directos entre vicepresidentes, desarrolladores de productos, mercadologos, ingenieros de diseño, tecnología y manufactura personal de adquisiciones y gente de finanzas he necesitado generar un ritmo que permita al proceso de diseño tener un mejor fluir, ante el sinnúmero de  tropiezos que implica cubrir las expectativas de tanta gente.

Cuando hablamos de ritmo pareciera que uno se refiere a la música o el baile, o ya más entrados en gastos,  a la manera de concebir o no concebir hijos, pero en realidad el ritmo esta en todo lo que hacemos. El ritmo es esa coordinación que requiere la vida para fluir y no andar jaloneándose como cuando sacas “el clutch” antes de tiempo.  El ritmo existe cuando una cosa con otras más deben de interrelacionarse de una manera coordinada para que coexistan de mejor manera y juntas hagan una creación conjunta. La misma naturaleza tiene su ritmo; la luna con la tierra, la tierra con el sol y el sol con los demás planetas y gracias a ese ritmo tenemos años, días y lunas llenas cada 28 días y lo más maravilloso es que el universo lo hace sin pensarlo, pues la luna no se le ve preocupada por seguirle el paso a la tierra o a la tierra tratando de coordinarse con Mercurio o con Marte. Una simulación humana de los planetas y el sistema solar son los grandes bailes del renacimiento en los que las parejas, que seguramente habían aprendido a bailar desde chiquitos, llevaban un ritmo de una manera suavecita, intuitiva y coordinada rotando a su alrededor y girando alrededor de un centro. Lo bonito con estos bailes y que afortunadamente no sucede con los planetas es que en un momento dado, que nadie dice pero todos saben, se cambiaban de pareja, así, llevando el ritmo y compartiendo con diferentes personas la música y el movimiento en un todo que formaba un bello conjunto al ritmo de las cuerdas de los violines. En el diseño, lo que nos pasa es que los diseñadores hacemos nuestros bailes después de que los de mercadotecnia hicieron el suyo y los ingenieros esperan a que terminen de bailar los diseñadores para ponerse a bailar ellos y cuando unos van a las fiestas de los otros, es para armar la bronca o andarse burlando de cómo bailan y esto no debe de ser así, pues es precisamente por esta razón que no se nos quiere invitar a sus fiestas. El diseño requiere de un ritmo común, de una misma fiesta y esta debe de incluir clientes, mercadologos e ingenieros. Contrario a lo que enseñamos en las escuelas, el proceso de diseño no es un proceso lineal en el que en un momento dado se pasa la bolita de uno a otro. Diseñar es un baile renacentista en el que empiezas a bailar con todos desde que está naciendo la idea o la necesidad hasta que sale el producto a la venta. Diseñar bien es como bailar con ritmo, con armonía y con todos los de la fiesta.
Los asistentes al baile son diseñadores, clientes, gentes de mercadotecnia e ingenieros y cada grupo a su vez es como el representante de las partes básicas o factores del diseño por tener cada uno un interés claramente ligado con su disciplina. Por ejemplo, el diseñador estará muy atento a la parte estética o como la llamo yo, de generación de empatía, la cual es bastante subjetiva, está basada en juicios personales y consiste en lograr una conexión optima con un perfil especifico de consumidor al cual le definimos sus gustos de acuerdo a como vive y lo que compra. La persona de mercadotecnia por su parte estará atenta al segundo factor el cual tiene como objetivo cumplir o rebasar las expectativas de los consumidores en cuanto al uso y la función del objeto, esto para poder hacer los “claims” que tanto les gustan como “el auto más seguro de su clase” o “el cereal más rico en fibra” o “la computadora más veloz” o “el el agua embotellada mas natural de todas”. A este segundo factor yo le llamo la confiabilidad y su característica es que, contrario al primero, este siempre es o debiera ser fácilmente medible. La parte tres o tercer factor es el que preocupa a los ingenieros y es el de la tecnología, los procesos, la producción y los costos, al cual yo llamo la materialización y su característica es que debe de ser especificable y medible, o sea que no puedes decir solo que es de lamina, o de madera, o que está pintado. Tienes que decir es de lamina de acero inoxidable calibre 20 tipo 390 acabado “Scotch brite” o es de tablero tipo MDF de ¾ de pulgada con acabado en laminado color “Yellowstone” de una sola cara, y es que si no lo pones así, pues los ingenieros se preocupan. Todos los factores representan una disciplina y todos están interconectados, y aunque cada uno tiene su momento, siempre que trabajas en resolver uno, debes de considerar la afectación que tienes en los otro dos y por ende la manera que la decisión que se toma inquieta a las demás personas. La priorización de cada factor y su interrelación con los otros dos, es lo que requiere un ritmo específico que como todo baile, tiene parte de estructura y parte de improvisación, esta ultima derivada de lo que se necesita y lo que surgió en ese momento.

El gran baile del diseño se lleva acabo así. Iniciamos los diseñadores bailando por conquistar a la empatía y a la belleza. Esta pareja es por supuesto lo que más nos gusta y queremos conquistarla, así que observamos, aprendemos, preguntamos, escuchamos e imaginamos. Trazamos, dibujamos, componemos y después de una vueltecita, nos cambiamos de pareja y bailamos con nuestra mamá, la mercadotecnia, que es quien siempre nos pide las cosas y le encanta andar presumiendo las cosas que hace su hijo en público mientras nos regaña en la casa. Le hablamos de la chica ésta con la que estaba hace un rato y le enseñamos los dibujos y los trazos y le modelamos una maquetita y le platicamos así, bonito y cantadito todo lo que nos imaginamos en el futuro con ella si estuviéramos juntos los tres. Le platicamos de sus atributos y todo los “claims” que podrá andar presumiéndole sus a sus amigas y luego, la dejamos hablar para ver que piensa y nos diga algo así como; “pues si se ve bonita, pero asegúrate de que eso qué me dices sea cierto y que en efecto se sepa comportar la chamaca, que venga de buena familia y que sea buena mujer en el hogar”, y le agradecemos, hacemos la caravana, y nos despedimos para luego bailar con los suegros y les sonreímos y les platicamos de nuestros planes con su hija y le platicamos del futuro y le proyectamos historias y le hablamos de procesos, de negocios, de costos y de esas cosas que dan certidumbre y les interesa oír a los suegros y ellos nos dice que sí, pero ponen también sus condiciones y luego volvemos con la muchacha y le preguntamos y le sugerimos y la condicionamos y la convencemos y así, ya mas formada la visto y la pinto y le tomo una foto y volvemos con nuestra mama a evaluar los cambios y con los suegros a plantear los logros y los escuchamos a todos de vuelta, que piensan, que les inquieta y ya avanzada la cosa, se las pongo bien bonita, en su contexto y toda la cosa y se las presento, así ya completita, para que la vean le den la vuelta, le pregunten y toda la cosa hasta poder, con la sugerencia y participación de ambos,  concretar el matrimonio el cual tendrá mayor posibilidad de éxito que si hubiera usado el proceso lineal en el que un día mi mama y los futuros suegros me ven bailando y seis meses después les llego con la invitación para que nos casemos mañana.
El ritmo en el diseño consiste en danzar con todas las partes, mostrando bondades y detectando conflictos y atendiendo inquietudes desde el principio. La música es la metodología que nos permite tener un ritmo con los involucrados. El nombre de la canción es los Di-Visores y pronto estaré compartiendo más información sobre esta canción que requiere mucha intuición y poco pensamiento.