jueves, 27 de diciembre de 2012

“Estamos destinados a ser libres” Sartre


En estos últimos meses del 2012 tuve la fortuna de presentarme en varios foros hablando sobre innovación en representación de la empresa donde trabajo. Lo rico de esta experiencia es que las audiencias no eran, como de costumbre, diseñadores, lo que lo volvía un reto interesante, pues gran parte del contenido que presento, como en mi blog, esta enfocado en temas mas de diseño y de arte que del ámbito empresarial, o sea cosas como emociones, sentimientos, pasión, creencia, amor y fe y todo eso que, como lo he mencionado en otros textos, son muy importantes para el ejercicio actual de cualquier profesión que pretenda innovar, pero inciertos y difícilmente medibles. En una de estas pláticas en una universidad en la Ciudad de México hubo un estudiante que me preguntaba si realmente hubiera sido necesario obtener mi título profesional para ejercer y si consideraba yo que la escuela donde él estudiaba era una buena escuela. Por supuesto que la intención de sus preguntas era buscar una justificación para atender sus inquietudes personales y de cuya decisión el no quería ser responsable y a lo que yo respondí “si no crees que te sirva tu título, no te gradúes y si no crees que la escuela es buena, cámbiate de escuela, pero no seré yo quien asuma la responsabilidad de tus decisiones”. Por otro lado, hace un par de semanas tuve una clase especial de yoga en el campo y me encontraba en mi práctica cuando la instructora lanzo una frase en medio de aquellas que van dictando la pauta para el movimiento. La frase me llego como cañonazo porque no la esperaba y por el impacto de la misma. Ella dijo; “si hoy tu tuvieras el valor ¿que harías?”.
En esta época de deseos, promesas, sueños y propósitos, no voy a hablar de diseño, ni llegaré a conclusión alguna. Hoy solo quiero dejar el post así, como una reflexión a la vida y  a la felicidad y, como regalo, transcribiré este pequeño texto de Sartre que está en un libro de Fernando Savater, “La aventura de pensar”. Este pequeño texto lo considero prudente para la época y dice así;

 “El ser humano está inventándose permanentemente, está creándose determinado por sus sucesivas elecciones. Hay algo sin embrago que Sartre llama La mala conciencia, y que es esa situación en que la conciencia se presenta como un objeto más ante el mundo y trata de evadirse de la responsabilidad de elegirse en cada momento. Hay mala conciencia cuando yo analizo mis elecciones como si no fuesen decididas por mí, como si fuesen consecuencias necesarias de una serie de circunstancias, como si yo no fuese libre, como si fuese gobernado (como un objeto) por la necesidad. El agua de una olla no es libre de hervir o no cuando esta sobre el fuego, pero un hombre puede actuar libremente, no importa en que situación se encuentre. El esclavo puede elegir no obedecer, aunque eso signifique ser ejecutado y si obedece es porque prefiere vivir, aunque sea como esclavo, antes de morir. Y ahí hay una elección. La mala conciencia consiste, pues, en no hacerse cargo de las propias elecciones y actuar como si uno estuviese eligiendo nada. Digo que no puedo hacer esto o aquello cuando en verdad debería decir no elijo hacerlo.”

Ser feliz es algo tan simple como complejo de lograr y es algo que todos deseamos. Tú, si tuvieras el valor en 2013,  ¿qué harías?

domingo, 21 de octubre de 2012

La dignidad es a la pasión humana lo que la piel al cuerpo. Esconde lo aparentemente desagradable pero esencial para la vida. Nietzsche.


Desde nuestra niñez el modelo mental que se implanta, al paralelo de ser rico, ser famoso y otros mas o menos absurdos, es el de avergonzarse por sentir atracción hacia otra persona. ¿Quien puede decir que de niño no fue acosado alguna vez por estar enamorado sintiendo por consecuencia culpa, ridículo y vergüenza?

El enamoramiento es algo que no se escoge, sino mas bien es el amor el que te escoge a ti, te atrapa y te posée como “una brisa que igual llega e igual se va” diría Chopra y como el mismo lo señala, enamorarse traducido del inglés es “caer en el amor”, o sea como si uno tuviera un accidente y como si a partir de éste uno quedara con una especie de minusvalía temporal con la cual se pierde una parte de la consciencia y de la capacidad de reflexión y, es por eso que cuando uno esta así, atrapado, es cuando le dicen, "déjalo que esta enamorado y no sabe lo que hace" o el típico “ten cuidado de quién te enamoras”, lo que hace pensar que en verdad al enamorarse, uno se vuelve vulnerable, imprudente, loco y si la cosa llega a peligrar, o sea de “perderse el amor”, hasta con la dignidad se apuesta y si perder la dignidad, quedar temporalmente minusválido y sentir vergüenza no fueran suficientes, pues tenemos el hecho, mas importante para los que pasamos de 40, que el amor y la pasión son temas mas para la adolescencia y la juventud que para los ya maduros y grandes, y que esta se les permite a los jóvenes porque es el camino para llegar al “compromiso”, donde supuestamente todo se pone en orden y se controlan las pasiones para enfocarse en las cosas serias que nos dicen que hay que hacer, como llegar a “ser alguien”.

Lo interesante del amor es que siempre te da la posibilidad consciente de “estar equivocado” porque estas minusválido o de cierta forma inconsciente y por eso siempre se sugiere dejar pasar los reglamentarios tres meses para que se vea “la realidad” que no es mas que ver lo que el amor no te había dejado ver, lo que a final de cuentas es como un sutil juego entre el corazón y la mente y cuando se tiene la fortuna de ser dos los enamorados, pues el arte es alinear el juego corazón con corazón y mente con mente porque si no es así, pues empiezan los problemas, pero ese es un tema de otro post y de otro blog.

Entrando en materia de diseño e innovación, que es supuestamente de lo que esto se trata, cada vez es mas frecuente que durante mis pláticas termine hablando de lo importante de la pasión y el enamoramiento y esto lo hago así porque dichos temas son las vías que yo visualizo para poder sobrellevar la incertidumbre que provocan el emprendimiento, la innovación y el diseño, que si bien, con algunos ejercicios esta se puede reducir, al final siempre viene, como lo dice el mismo Nietzsche, “el salto al vacío y el riesgo como apuesta”. En los proyectos así como con las parejas, es necesario que el corazón pacte con la mente la posibilidad de auto engañarse para poder ir mas allá en búsqueda de la verdad, porque en este camino de búsqueda de felicidad, siempre hay un punto de riesgo en el que es necesario avanzar y jugársela hacia la próxima etapa para saber si esto a lo que me enfrento vale la pena o no, o simplemente porque la respuesta que buscamos se encuentra en ese lugar donde me da miedo entrar. Y así uno avanza a tientas y con miedo pero sabiendo que igual y saldrá uno raspado, pero igual no y, es ahí donde viene el logro y el éxito anhelado.

La diferencia entre diseñadores y empresarios, es que también como en la vida, el empresario al emprender lo hace de joven y con mucho enamoramiento, o sea riesgo, y si eso le funciona, pues ya se casa con esa idea y de ahí ya no se quiere mover consiente de que ya siendo grande con empresa y productos, ya no tiene supuestamente el derecho ni el ánimo o simplemente ya no es digno de apasionarse como cuando era joven y esto es precisamente lo que le paso a Henry Ford y a Tomás Alva Edison que por miedo a perder la estabilidad que su primer enamoramiento les había construido, nunca pudieron abandonar la estructura inicial de sus primeros descubrimientos para pasar a las etapas posteriores.

En conclusión quiero decir que ser artista y cada vez con mas frecuencia, ser diseñador, es como ser en primera, un eterno enamorado que se la pasa pierde y pierde la conciencia en pro de la conquista de nuevas posibilidades y en segunda una especie de cupido, que anda así cargando su flechitas impregnadas de sueños para lanzarlas hacia jefes, ingenieros, clientes, colegas y proveedores, para que eventualmente se pueda generar una especie de orgía en la que una bola de seres humanos se desnudan y dejan salir sus pasiones para producir lo que de manera urgente nuestras empresas y este país necesita, pero sobre todo, porque sacarlas, usarlas y gozarlas aunque sea por medio del diseño, la creación artística y la innovación es como lo dice Nietzsche, tan esencial para la vida, que se me hace injusto que lo gocemos solo los diseñadores.

lunes, 17 de septiembre de 2012

La duda no es una condición placentera pero la certeza es… absurda.


Seguros de todos tipos, los del coche, los de vida, de estudios, de muerte, médicos, los notarios, los planes de negocio, las proyecciones, las estadísticas, los estudios de mercado, los anillos de compromiso, las garantías, los instructivos, los títulos profesionales, las fianzas, las declaraciones, los aumentos de sueldo, las maestrías, los novios, las confesiones, las recetas de cocina, los despertadores, las marcas, los semáforos, los boilers de agua, la ostias y casi todo lo que nos dedicamos a hacer, busca sobre todo generarnos un sentimiento de certidumbre…


Acabo de googlear “methodologies for innovation” y en 0.27 segundos me aparecieron 12,600,000… o sea, doce millones seiscientos mil resultados en poco mas de un cuarto de segundo y, todo eso lo que busca, como todo lo que construimos alrededor de nosotros, es dar certidumbre al gran salto al vacío que significa vivir y crear o vivir creando y, tan convencidos estamos de esto, que cuando vienen esas jugadas del destino, ya sea en forma de ruptura, impuestos, cáncer, melate, divorcio, fiesta sorpresa o licencia vencida, nos sorprendemos ante lo impredecible que viene a ser la vida. Y es que si, la verdad es maravilloso como el ser humano ha logrado, casi como la naturaleza, hacer coincidir las cosas para que estás sucedan. ¿sabes cuantas cosas tienen que coincidir en un instante para que tu auto encienda? ¿para que el foco prenda? ¿para que el agua caliente salga? ¿para que el metro pase? o ¿para que el verde del semáforo encienda? Es definitivo, como humanidad hemos logrado dominar y predecir el futuro de muchos actos instantáneos y gracias a esto, vivimos tranquilos junto con el resto de cosas y papeles que al inicio menciono. Pero, no todo es así, y entre este todo, esta la innovación.

Llevo meses pensando como poder insertar el sentimiento del riesgo, del enamoramiento y del salto al vacío en las estructuras establecidas de las empresas que se mueven por tiempos, factibilidades y costos (o sea todas) y cada vez estoy mas cerca de mi conclusión, que si bien parece resignada, no lo es, y es que mi conclusión es que no “hay forma de innovar con certidumbre”,  no podemos innovar sin riesgo, es un hecho. La innovación no es un método, no es un proceso, no es un sistema. La innovación es una persona que se enamora terriblemente de una idea, y contagia otras personas y juntos, así como el amor, se avientan pensando en un futuro que solo puede ser promisorio y, cuando el amor no es posible, porque así como en la vida, todo el mundo te dice que ese amor no te llevará a ninguna parte, es cuando viene esto de la clandestinidad. Cuando estas enamorado de esa idea, y la empresa no te deja, así como en las novelas, pues viene ese amor oculto, escondido, de riesgo, de aventura en el que se experimenta, se siente, se conoce, se prueba y se comprueba ya sea para el fracaso o para comprobar que, como lo sentimos, si funciona y es entonces que puedes salir y decir, que lo lograste. Si quieres verdaderamente lograr innovar, dentro de una estructura establecida en la certidumbre, la penalización y el negocio, como lo están prácticamente todas nuestras estructuras, no busques que te dejen casarte con quien ya sabes que no podrás. Busca los tiempos, los recursos y los cómplices para tu clandestinidad. La innovación no esta en el método, ni en la empresa como el amor no esta en el apellido, ni en el título ni en la edad. La innovación como el amor, esta en ti y así como brisa un día te llega y un día se te va. Aprovecha cuando te tiene, trabaja de noche, conquista en lo obscuro, acércate, aviéntate, prueba, indaga, arriesga, prototipa hasta que lo compruebes, lo valides y lo demuestres. Róbate a la amada y ya que sea tuya, regresa, y demuestra como no hay vuelta de hoja, como hoy puedes tener la razón porque un día te atreviste a perderla. Si no es así, con riesgo, con miedo y con incertidumbre, como en el amor, casi te puedo asegurar que nunca serás capaz de verdaderamente innovar.

lunes, 10 de septiembre de 2012

"Nada lograremos mientras nuestro pensar siga teniendo mas que ver con la lógica que con esa fuente olvidada de todo poetizar" Heidegger.


Al parecer fueron Heraclito y Parmendies los primero que andaban pensando en entender la mera realidad, o sea la física, esa que se ve y se palpa y fue hasta Platón que alguien se ocupo de la parte mental, de lo intangible definiendo y distinguiendo la política de la ética y la poesía de la estética, que
antes de él venían juntas, como muchas otras cosas mas.

Platón logro todo esto escuchando a Socrates, quien nunca se sentaba a pensar, el solo andaba por ahí caminando y cuestionando a la gente y por lo mismo, de no sentarse y pensar, nunca escribió nada como su discípulo Platón que se sentó, pensó y escribió y con esto se volvió el dios creador del mundo intangible del intelecto y la cultura, generando suficiente material para que durante siglos trabajaran prácticamente la totalidad de los que siguieron pensando dos mil doce mas cuatrocientos sesenta y dos años después de que él nació.

Pero el paquete que dejo era tan grande, que en vez de agarrar todo el pensamiento completo, mejor se dedicaron a estudiarlo por partes, para que no se mezclaran las cosas, supongo, y que no se confundiera el romanticismo de un atardecer con la posibilidad de calcular la velocidad de la tierra, porque uno era algo poético, sutil, emocionante, evocador y lo otro algo medible, comprobable y racional. Pero lo triste es que al parecer con esto se empezó a pensar que lo primero, que era lo bonito, no era tan importante, como lo podía ser la velocidad de la tierra cuando en realidad lo que estaba pasando es que uno se podía explicar y el otro no. El atardecer solo se sentía a veces y a unos los hacía sentir que estaban vivos, a otros enamorados y a otros inspirados para crear por ejemplo, un poema y eso, además de no tener lógica, pues daba miedo porque nunca se sabía por donde iba a brincar la cosa. Entonces fue cuando la belleza se separo de los triángulos, la conjugación de las palabras, la pasión del coito, el amor del matrimonio y el placer de una comida con el mero afán de nutrir al cuerpo.

La cuestión es que hoy, todo lo hacemos por partes. Cada profesión hace una cosa, y luego todo se junta para construir empresas, productos, planes de negocio, aspiradoras y constituciones y la verdad es que uno no se enamora de las partes solitas de algo o de alguien. Por ejemplo, uno no ve así una nariz o un dedo gordo y ya cae enamorado, se necesita ver todo, y si se puede escucharlo, sentirlo, olerlo y mas… Por su lado el poema solo existe cuando ponemos las palabras correctas en el lugar correcto, en el tiempo y la conjugación y hasta podría decir que en la época. Las palabras del poema solas no son nada mientras que en su conjunción correcta son capaces de detonar las mas maravillosas pasiones y sentimientos de un ser humano y creo que lo hemos olvidado, pero lo mas bonito de este mundo es ponerse a sentir.

La palabra poema viene del griego “poiesis” que significa creación o producción, y Platón utilizaba este termino precisamente como “la causa que convierte cualquier cosa que consideramos de no ser a ser”. En la filosofía contemporánea es Martin Heidegger quien convierte el termino en la transformación exquisita de cualquier forma, material o composición haciendo la analogía con el florecer de un capullo o el nacimiento de una mariposa o como lo subraya Wikipedia, “es el momento de éxtasis producido cuando algo se aleja de su posición de cosa para convertirse en otra” o como se dice también, "la capacidad de volver a lo inmundo, mundo".

Poetizar o hacer un poema es ser capaz de crear magia ya se trate de atardecer, foto, diseño, relación o platillo culinario, o dicho de otra manera es tener la capacidad de llevar lo cotidiano a una escala de belleza y trascendencia única y el problema es que pensando como actualmente pensamos y formando personas como actualmente las formamos, así como especialistas, lo único que estamos haciendo es eliminando la capacidad de poetizar las cosas, pues nadie esta concibiendo el poema completo, solo se tienen palabras sueltas, no hay nadie enamorado de nada, nadie que vuelque su pasión en la construcción de “el” poema llevando la creación a niveles mucho mas evolucionados de percepción y disfrute, o dicho de otro modo, hacer las cosas como si estuviéramos haciendo arte, porque hacer arte es aprender a vivir, dominar y disfrutar la incertidumbre a un punto de total absorción y poetizar es dotar de arte a todo cuanto sea posible ejecutar con pasión.

domingo, 29 de abril de 2012

"Detrás de lo que creemos conocer de sobra, se esconde una cantidad equivalente de desconocimiento" Sumire.

Si buscas a Sumire en la historia de la filosofía, simplemente no la encontrarás. En primera porque no es filosofa, o tal vez sí, pero no es famosa y, en segunda y sobre todo, porque ella no existe, pero te comparto un fragmento de lo que escribió una vez, antes de desaparecer, y que no solo me gusto mucho, sino que me inspiró para este post;

"... en nuestro mundo lo que sabemos y lo que no sabemos coexiste fatalmente en una nebulosa, fatalmente unidos, hermanos siameses, caos, caos... ¿quién diablos puede distinguir el mar de lo que en él se refleja? ¿puedes tú distinguir entre la lluvia que cae y la soledad? Así pues, renuncio con gallardía a distinguir el conocimiento del desconocimiento. Este es mi punto de partida. Un terrible punto de partida, tal vez. Pero las personas necesitan partir de algún punto. ¿no es así? En consecuencia, tema y estilo, objeto y sujeto, causa y consecuencia, Yo y las articulaciones de mis manos, todo se toma como una unidad indivisible. Todo el polvo esparcido por el suelo es una única cosa, una mezcla de sal y pimienta y harina y fécula de patata."

Leí este párrafo durante las horas de espera de mi reciente viaje a China y me gusto porque lo que sucede en los viajes, sobre todo cuando se viaja a culturas diferentes, es que uno se la pasa además de esperando, tratando de entender. ¿cuál es la historia? ¿porque hacen lo que hacen? ¿porque dicen lo que dicen? ¿que sí que es lo que eso significa? ¿qué cuantos son? ¿qué de donde vienen? ¿porque comen eso? ¿y cómo lo cocinan? ¿porque se construyo esto? ¿porque son así? ¿cuándo paso? ¿qué piensan?... y en esta catarata de preguntas que vienen y salen de la mente, lo único que se percibe es ese maravilloso afán que tenemos los seres humanos por entender las cosas. Nuestra bendita curiosidad es el detonador de muchas cosas buenas y malas, dentro de las cuales está el avance, el cambio, la evolución y por supuesto el diseño y la innovación. Usando la curiosidad tratamos de entender, porque al entender aparentemente podemos prever, y prever es ver antes, y ver antes es poder adivinar el futuro y por ende, tener certidumbre de lo que va a pasar y eso, a los humanos nos encanta. Lo que a mí me inquieta en este afán del entendimiento, es que normalmente se quiere entender sintetizando o generando un juicio en el que un solo factor, una razón o una situación específica explica y da sentido a la totalidad de un evento o problema. Este tipo de pensamiento, toma un problema y lo desglosa separando parte por parte hasta encontrar "la causa única" y que si bien, el haber entendido en una síntesis nos deja tranquilos por un rato, la verdad es que ese aparente entendimiento, se derrumba fácilmente llevándose tranquilidad y todo. En este afán de entendimiento y síntesis, la comparación es la herramienta preferida. Basta tomar el problema, desglosarlo y empezar a compara con los parámetros existentes y, si no me caza la cosa, pues entonces se fuerza lo observado justificándolo hacia lo conocido para poder hacer la síntesis y entender de una vez.
Si bien para entender razonamos, el entendimiento no se da solo en el cerebro. En realidad los verdaderos sensores para el entendimiento son nuestros sentidos y tratar de entender está más ligado al sentir que al razonar y un ejemplo de esto es cómo, cuando expresamos un intento de entender lo ligamos inconscientemente a un sentido; "esto me huele muy mal", "me incomoda la situación", "mejor échale un ojo al asunto" ó "lo que pasa es que es un pobre amargado". Todas estas expresiones buscan entender usando como referencia el uso de nuestros sentidos convirtiendo el sentimiento en entendimiento.
En esta vida nosotros, el pasado, el trabajo, el país, la familia, nuestra circunstancia, el reto, el enamoramiento, el futuro, el rencor y los negocios son un cúmulo de historias, eventos, costumbres, errores, juicios, palabras, recuerdos, objetos y creencias, entre muchas cosas más, que se superponen, como filtros translucidos para formar una imagen que nos pinta una realidad aparente. Ninguno de esos filtros es más importante que el otro y querer entender desglosándolos puede dar un parámetro, pero nunca nos dará una realidad total y, puede ser que un factor dentro de todos sea más evidente, o más entendible, pero no por eso será el más importante. A veces es en lo no evidente o lo desconocido, donde se encuentra lo importante y es lo que no se tenía contemplado lo que finalmente nos sorprende. Preguntas como ¿qué pasa con esta persona? ¿qué pasa con este país? o la supertemida por los diseñadores, ¿cuál es el mejor diseño? son difíciles de contestar así, con un solo filtro. Estas preguntas solo se pueden responder con una visión holística de la suma de los filtros que nos dan como respuesta un sentimiento y la mejor forma de entrarles no es diciendo ¿qué paso? y ¿cómo entendemos esto? sino más bien alertando todos los sentidos por un buen rato para después hacer la pregunta mágica, ¿qué es lo que estoy sintiendo? y ¿Que es lo que como conclusión de esto tengo que hacer? Desde mi perspectiva personal, y como lo dice Sumire nunca entenderemos del todo y nunca debemos de tener la confianza total de haber entendido, por ende nunca debemos de dejar de seguir oliendo, observando, palpando, escuchando, o sea sintiendo. Creo fielmente que viene mejor el entendimiento cuando nos concentramos y aprendemos a sentir que cuando solo nos ponemos a razonar. No por nada cuando no sabemos la respuesta decimos, "pues te lo contesto de feeling". Algo importante alrededor de los sentimientos es que también todo comportamiento es resultado de un sentir y todo sentir es autentico y difícilmente cuestionable aunque no se entienda o no se comprenda. Ya sea país, mercado, departamento, bosque, mujer, hijo o mascota todo el ser y el hacer parte de un sentir y es por eso que es posible entender y no estar de acuerdo, o entender y no comprender y para lograr entender lo que no se entiende, hay que ampliar y/o modificar nuestro catalogo de parámetros cuestionando lo que hasta ese momento es para nosotros válido, coherente y/o lógico para dar autenticidad a los sentimientos ajenos. Es buscando la causas que originan los sentimientos como generamos el entendimiento del entendimiento, que es entender cómo el otro entiende y por ende cómo se comporta, teniendo siempre muy claro por supuesto, que detrás de eso que acabamos de entender hay muchas cosas que aún no entendemos y tal vez no entenderemos. Para concluir: Hay que aprender a vivir sin querer entenderlo todo y para tomar decisiones hay que apelar más seguido al sentimiento. Por supuesto que esto así de entrada como que "te huele" a riesgo, y eso, como ser humano, pues no te hace sentido. Sin embargo, si al entender en realidad no entendemos, pues entonces no hay mayor riesgo que el que se corre por no querer correr el riesgo.

sábado, 21 de abril de 2012

"Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvaré yo". José Ortega y Gasset

Esta frase fue de esas que le dieron razón de ser al concepto del diseñosofía porque cuando me encontré con ella, me remitió a mis orígenes profesionales en los que yo insistía en diseñar objetos pero nadie me solicitaba diseños, así que diseñé lo que quise y como no había quién los fabricara pues monte un taller y como nadie me los compraba, pues puse mis tiendas y así hasta tener toda una microempresa de diseño y comercialización allá por la década de los noventas hasta del 2001. Esta frase también me detono una serie de conferencias que di en el 2008 llamadas "Poder Diseño" y que fueron las primeras en contener el concepto de diseñosofía y coaching para la innovación, conceptos con los que he pretendido dotar a las audiencias que llego a tener, en su mayoría diseñadores y empresarios, con argumentos, reflexiones  y herramientas para "poder diseñar", dando entonces a la palabra "poder" un viso de posibilidad y no de fuerza, aunque a fin de cuentas venga a ser lo mismo. Hablar de posibilidad es hablar de circunstancia y básicamente una circunstancia se puede dividir en la que me posibilita y la que me imposibilita y el problema es básicamente cuando nos hallamos en la segunda, la de lo no posible, que es diferente de la imposible pero a veces se confunde. El caso es que para abrir posibilidad hay que modificar la circunstancia y esa modificación está en la decisión que tomemos. Pero ese es el "grosso" de la frase de Gasset y es precisamente derivado de mis últimas circunstancias que me pongo hoy a escribir viendo otra perspectiva que no había visto antes. Hace un par de semanas estuve en la circunstancia de "soltería condicionada" que es cuando me quedo solo en casa, sin hijos y esposa y puedo entonces dar rienda suelta a mis manías, como por ejemplo la de vaciar el refrigerador y el congelador seleccionando estratégicamente cada tupper, cada verdura, cada bote y cada paquete enfriado o congelado para después usar toda mi creatividad para mezclarlos y disfrutarlos con una copa de vino. Después en mi soledad lavo todo, seco y guardo viendo con satisfacción mi logro como el papá de Amelie Poulin cuando arreglaba su caja de herramientas. Otra cosa buena de dicha circunstancia es que me da por pensar  y entonces me doy cuenta de cosas que pueden servir y me pongo a escribir estos diseñosofias y de lo que me di cuenta ahora, es que cuando cambia la circunstancia no solo cambia la posibilidad de hacer, sino que también cambia la persona y eso no lo había visto antes. Lo que quiero decir es que el que vive en casa con la familia no es el mismo que vive solo, entonces en la circunstancia no impacta solo el "hacer" sino también el "ser" y eso esta padre porque cuando construimos y modificamos nuestra circunstancia estamos también modificando nuestro ser. Tener o no tener ya sea casa, cultura, hijos, educación, salud, compañía, trabajo, tiempo libre, posición, amigos, condición física, reconocimiento, auto, título y pareja son algunas circunstancias que nos hacen ser y cuando pierdo o carezco de alguna me duele porque no solo me siento limitado en la posibilidad de hacer sino en mi posibilidad de ser y al mismo tiempo esa posibilidad de hacer o ser nos posiciona en la sociedad para ser o no ser más o menos queridos, necesitados y deseados y, cuando hablo de esto me refiero precisamente a las interacciones que a la vez nos hacen poder hacer y poder ser como lo son trabajar, ir a cenar, ser vistos, casarse, platicar, ser invitado, socializar, tener sexo o en resumen, ejercer las acciones que nos da la circunstancia y que a la vez nos genera la misma circunstancia en un círculo virtuoso que se construye a sí mismo entre posibilidad y acción. Lo que pasa entonces es que hay una relación directa entre el ser y la circunstancia y cuando se suman o se restan cosas, declaraciones  o eventos hay una afectación directa al círculo virtuoso y por ende una afectación en mi ser. Hay veces en que yo me atrevo a hacer los cambios para hacer o modificar mi circunstancia, que es de lo que hablo al inicio de este post y hay veces que mi circunstancia cambia por agentes que no controlo y por ende resulto afectado en mi círculo virtuoso y es cuando debo de tomar decisiones para volver a cerrarlo. El primer gran cambio que nos llega y no pedimos y no sabemos cómo atender y para el que recibimos toda la ayuda en un pacto de naturaleza humana es por supuesto el nacimiento. Los que estamos aquí recibimos la los que vienen y entregamos a los que se van hasta que nos llega nuestro turno. El segundo gran cambio es la adolescencia y como todos sabemos, es la etapa de la vida en la que cambia nuestro cuerpo sin que se lo pidamos, más bien cuando se le antoja, está listo o ya se canso de "ser así", quien sabe, el caso es que este cambio nos lleva al descubrimiento de una nueva circunstancia que ya no es niñez y que pareciera concretarse cuando después de pasar por "la juventud" uno se casa para finalmente llegar con esta circunstancia a "ser maduro". Y digo finalmente porque en estos años de adolescencia y juventud para llegar a la madurez, tomamos la foto de definición del mundo y lo que nuestra nueva circunstancia aparentemente "será" e inconscientemente pensamos que así se mantendrá la cosa porque pues "ya llegamos" y años después venimos a descubrir que se nos fue la época y la circunstancia y que ya ni música, ni ropa, ni amigos, ni autos, ni libros, ni películas, ni restaurantes, ni diversión es ya lo mismo y ahí andamos aferrados al pasado cargando la circunstancia y negando que el mundo siempre cambia y que solo nos toco abrir los ojos en un preciso momento de descubrimiento donde tomamos una foto fija en vez de seguir viendo la película pasar. Lo interesante aquí es la relación entre cambio y adolescencia o cambiar y adolecer para luego venir a madurar. Si la primera adolescencia va ligada al cambio del cuerpo, las demás adolescencias van ligadas al cambio de la circunstancia, volviéndose uno adolecente en automático cuando llega el cambio y por eso normalmente el cambio no nos gusta,  porque andamos como auténticos adolecentes todos sacados de onda e incomprendidos tratando de entender que pasa y cómo podemos lidiar con esta nueva circunstancia que en la mayoría de las veces nos representa un tipo de sacrificio o reto o incertidumbre. Por supuesto no se puede uno quedar así, adoleciendo ante las crisis, el chiste es entender que pasa, donde se rompió el círculo y cómo podemos repararlo para salir de esa adolescencia aprendiendo algo para volver a madurar hasta que llegue el próximo cambio y la próxima adolescencia. Como todo en la vida, entre mas lo hagas menos duele y el sufrimiento del cambio puede convertirse en gozo cuando se tiene el logro de la reconstrucción o la modificación de la circunstancia.

Entonces la madurez es más bien un cúmulo de adolescencias que derivan en la sabiduría y más sabio es aquel que mas adolescencias ha vivido. Hay entonces personas que son maduros menos maduros que se quedaron solo con la adolescencia de su cuerpo y nunca cambiaron o nunca los cambió la vida y por otro lado, están los maduros más maduros que pasan su vida en constante adolescencia provocando cambios y tratando de lidiar con los que les llegaron o buscando el valor para cambiar lo que no les gusta con el riesgo que esto conlleva y con el afán de poder hacer o poder ser lo que quieren ser, ya sea un ser diseñador, un ser feliz, un ser padre o un ser madre o un ser artista o todo esto junto. El chiste es que se vale estar inconforme con la circunstancia, pero lo que personalmente creo que no se vale, es no querer adolecer, o sea no hacerse cargo de ella y por ende no hacerse cargo de uno mismo.

domingo, 25 de marzo de 2012

"No se puede dejar de elegir y por lo tanto, dejar de estar expuesto a los fracasos" Sartre.

Como en cualquier otra profesión, los diseñadores tenemos que vender el diseño. Hace años, cuando empece, mi estrategia era explicarlo para poder transmitir lo que el diseño es y para que sirve, y he de decir que rara vez funcionaba, pues una cosa es que la gente entienda y la otra que le vea el valor. Años después encontré otra estrategia que obtuve de un libro de diseño estratégico en el que había un capitulo escrito por Claudia Kotchka, quien según se explicaba, era la encargada de transmitir la cultura de innovación en Procter & Gamble y su consejo era; "Don't try to explain design, it doesn't make sense, you must show design" y así, según se cuenta en el libro, ella iba de director en director, de conferencia en conferencia mostrando objetos que con diseño habían hecho una diferencia para consumidores y por ende para las organizaciones. Independientemente de la evidente relación que con esto ella hacia entre diseño e innovación, aparentemente la estrategia funcionaba y yo la aplique varios años durante mi vida de académico donde con dichos ejemplos detonaba en alumnos visiones de bienestar y satisfacción a través del diseño. Con la proliferación de información en las redes sociales, hoy la posibilidad de "mostrar" las bondades del diseño y la innovación es apabullante y basta este símbolo # pegado a la palabra "design" o "innovation" para poder dar una cátedra completa a cualquier empresario que aún no se haya topado con el ejemplo de Steve Jobs y sus impresionantes productos. Pero la cuestión que me hace escribir este "post" es una reflexión que me llego esta semana cuando recibí algunas de las acostumbradas ligas de los vídeos de TED en medio de un peculiar sentimiento derivado de una de esas circunstancias imprevistas que de repente te aparecen derrumbando todas tus expectativas y empujandote a un vacío de incertidumbre y frustración.

Creo que cuando los diseñadores vemos un video o leemos un articulo de esos de Fast Company, TED, Frog, etc. lo que estamos viendo es una película que inicia de entrada con un final feliz, que es precisamente estar apareciendo como un ejemplo peculiar de éxito. Entonces vemos como fue el inicio y el proceso o camino que se recorrió para lograr lo expuesto, así como los "must's, do's y don't's" y pues se ve muy fácil porque ya esta logrado y pareciera una formula mágica que por una u otra razón nosotros no podemos aplicar debido a lo peculiar de nuestras circunstancias. Y así, vemos y vemos el extraordinario material pensando porque aquí nuestras empresas y empresarios no reaccionan a todo eso que se publica. Lo que pienso, independientemente de que hay que tener prudencia en creer todo lo que se dice y se publica, es que al ver la historia completa se pierde toda la emocionalidad del momento en que inicio y todos los sentimientos de frustración e incertidumbre que vivieron los protagonistas, así como todos los errores y perdidas que tuvieron durante el camino. O sea que lo que se publica, es tan solo un pequeño porcentaje de millones de historias de frustración y fracaso y que si estas llegaron a este punto de éxito, fue porque tuvieron la tenacidad, la visión, la inteligencia y el liderazgo para concretarlas y no porque los hayan dejado o les hayan dado todo el dinero y el apoyo que necesitaban.

Hoy vivimos un proceso de cambio en el mundo, en el país y en la industria. Este proceso es derivado de un mundo incierto donde nuestros paradigmas para actuar, sentir, decidir y pensar dejan de tener la validez que tenían. Este cambio nos abre posibilidades y oportunidades únicas como diseñadores ante problemas complejos que implican crear hipótesis alrededor de la observación y la suposición de escenarios que no sabemos si serán ciertos. Ante esto, debemos plantear nuevas estrategias que mas que replicar, propongan y para esto no hay un camino trazado, el escenario es nebuloso y seguro debe tener muchas trampas y obstáculos. Si queremos creer que seremos los ejemplos de éxito del futuro, solo nos queda ser muy inteligentes para leer las señales y trazar el camino que no existe. No queramos que todo se nos presente claro y hecho como si ya fuéramos un video de TED o peor, no esperemos ver la solución ya publicada para solo aplicar la formula, pues estaremos cayendo en aquello que mas criticamos. Es el esfuerzo y la persistencia del hoy ante la incertidumbre y el error donde se descifra el camino al éxito del mañana y como dijo Sartre, no se puede dejar de elegir a cada momento lo que se cree correcto pretendiendo estar libre de todo fracaso.

domingo, 8 de enero de 2012

"Hay que atender al fenómeno y no a la apariencia" Heidegger

"Apariencia" es de esas palabras de las cuales uno desconfía porque es algo aparente y superficial y no en vano las abuelitas siempre nos lo dicen en forma de consejo sabio; "mi hijito, no te fies de las apariencias" o "recuerda hijo que las apariencias engañan". Apariencia se relaciona con maquillaje y ambas son cosas pensadas para impresionar, verse mejor o quedar bien, o sea que pareciera ser que siempre hay un poco de mentira o engaño pues es un esfuerzo intencional para modificar una realidad que espanta. Mi problema específico con el tema es que en toda mi experiencia profesional, que es ya de mas de veinte años, me he encontrado con que las demás profesiones tienen la percepción del diseño como una estricta definición de "la apariencia" y en esto yo no estoy de acuerdo y es por eso que mantengo una campaña constante contra dicha definición pues cómo lo dicen también las abuelitas; "aunque la mona se vista de seda, mona es queda" y eso de ser responsables solo de vestir a la mona y no de educarla, meterla al gimnasio, darle nombre y apellido pues simplemente no está bien. La apariencia es un concepto de superficialidad mientras que el diseño es un concepto de integridad y no es lo mismo estar a cargo de la apariencia de un producto que estar a cargo de "su diseño" el cual compromete aspectos de función, usabilidad, ingeniería, manufactura, sustentabilidad, calidad y por supuesto belleza y como decía Buckmisterfuller o "Bucky", el afamado ingeniero inventor de la carpa geodesica y muchas cosas mas; "si cuando termino un proyecto, éste en su naturaleza no es bello, sé que seguramente algo anda mal"
Cuando he participado en estudios que pretenden determinar las preferencias de los consumidores sobre los productos, he entrado en discusiones con los organizadores sobre la pregunta de "¿qué tanto le importa al consumidor la estética del producto?" haciendo la referencia de "estética" con "diseño" y por supuesto los resultados frecuentemente son que al usuario le importa mas la seguridad, la duración o el desempeño que "el diseño", y es que preguntar eso es cómo preguntar a una mujer si prefiere maquillarse en lugar de dormir, alimentarse, trabajar, atender a su familia o tener casa propia. Mi propuesta es mas bien preguntar que tanto le importa "el diseño" sobre los otros factores y preguntar eso es similar a preguntar si es importante "sentirse bien" o "ser feliz" contra dormir, comer, trabajar, atender a la familia o tener casa propia pues en lo primero está implícito lo segundo, de hecho las preguntas para ponderar los factores podrían ser inútiles pues un buen diseño es el que cumple con todo lo que el usuario espera y mas, y eso es buen precio, buen desempeño y una excelente estética. Todo acorde o ligeramente superior a la naturaleza del mismo producto y a las expectativas del consumidor. Se puede decir que con la apariencia así solita, el usuario no se involucra, solo la vive y la experimenta desde afuera, mientras que con del diseño espera un compromiso para que forme parte importante de su vida, sediéndole parte de sus responsabilidades. El buen diseño no hace sentir bien cómo la apariencia sino que contribuye a ser feliz, y no es que quiera yo sonar cursi, solo basta recordar las tapitas de los tetra pack, lo lógica del Blackberry, las bolsas "abre fácil" de Kelloggs, las botellas de catsup, los sacapuntas manuales, los gatos de los coches, los garrafones de agua y el SAP, para entender lo que digo y si no conoces que el SAP , no sabes lo afortunado que eres.

Al paralelo de mi cruzada por "hacer diseño, no es hacer apariencia" y como el principal argumento de la misma, he promovido al diseñador como un "pensador" de soluciones prácticas, eficientes y diferentes y por ende un cuestionador de las formas y modelos mentales para resolver los problemas y es aqui donde la fenomenología de Heidegger me cuadra padre pues proclama que los fenómenos de "el Mundo" hay que verlos "con una mirada nueva liberada de cualquier teoría aprendida anteriormente asi como de prejuicios e ideologías que la determinarán en su mirar". Este concepto, que me resulta mas potente y auténtico que lo proclamado por IDEO en la última década me gusta porque contiene la distinción que titula el post y que habla de que detrás de cada apariencia existen uno o varios fenomenos y es en nuestra atención a éstos, con una mirada nueva, que podremos resolver de manera diferente los problemas inclusive cuando aparentemente solo estemos redefiniendo la apariencia. Con esto quiero decir que no se trata de diseñar sillas sino formas de descansar, comer, trabajar, estudiar, esperar, gobernar o hacer del baño segun sea el caso y pensando tanto en lo que quiere el usuario como en la seguridad, el transporte, la factibilidad de manufactura, la viabilidad comercial y la competencia, que son los fenómenos conectados a nuestros clientes y/o colegas del trabajo quienes usualmente tienen de nosotros el juicio que pretende erradicar mi cruzada y, porque no decirlo, sufren de nuestro énfasis en el mismo que si bien digo no es lo único que hacemos, sí resulta de suma importancia por ser, cómo lo dice Schopenhauer la carta de presentación. Aparentemente la apariencia la resuelve el diseñador mientras que "el buen diseño" se hace con todo un equipo y el reto es cuestionar al mismo para llegar al fenomeno y desde ahi atender todo lo aparentemente aparente para perfeccionarlo. Todo esto con el fin de diseñar un producto excelente que contribuya con la felicidad de las personas en vez de hacer "una mona vestida de seda".