domingo, 12 de mayo de 2013

"Es preferible vivir con el riesgo de estar equivocado pero enamorado, que vivir con certeza sin amar" Blaisse Pascal


La frase que titula el post me la encontré en un pequeño libro que me regalaron en un momento de mi vida en el que no existió ni futuro, ni verdad, ni razón, una etapa en la que solo la fe importaba y que haciendo hoy conciencia, es uno de los momentos en los que mayor incertidumbre tuve, mas frustración sufrí y contradictoriamente, mas feliz me he sentido y este descubrimiento es el que hoy me hace escribir y compartir este post.

La búsqueda de la verdad pareciera ser un motor cotidiano de nuestra vida. Constantemente estamos pensando en cuales serán las causas verdaderas de actos, acciones, comportamientos y sentimientos y, su evaluación o juicio, es un ejercicio inconscientemente implícito en nuestro diario razonar, asumiendo que saber o conocer la verdad siempre será lo mejor. Seria estúpido por ejemplo, tratar de entender si la gente prefiere verdad y certeza contra error, mentira o engaño, porque es evidente que responderían siempre favorablemente sobre las primeras.

No tengo el dato exacto, pero se que un gran porcentaje de los habitantes del mundo creen en un dios, sino es que la mayoría. De esos, habrá quienes han decidido extraer a la religión de ese pensamiento, como yo y habrá quien lo venera bajo un dogma especifico. El caso es que la mayoría de los habitantes de este mundo cree en un dios y si yo hiciera una encuesta sobre cuantas personas en este mundo lo han visto o cuantas tienen evidencias de su existencia, los números seguramente me arrojarían que desde la perspectiva racional y comprobable que dios no existe.  Entonces, resulta que prácticamente la totalidad de la humanidad vive bajo un hecho que podría ser argumentado como dudoso o falso y eso me sorprende... Este concepto lo argumenta  Nietzsche de la siguiente manera:

“What in us really wants “truth”?... We ask the value of this… why not rather untruth? And uncertainty? Even ignorance?... The falseness of a judgment is not necessarily an objection to it… the question is to what extent it is life-advancing and our fundamental tendency is to assert that the falsest judgments are the more indispensable to us, that to renounce false judgments would be to renounce life, would be to deny life.”

Mucha de la esencia de nuestra existencia esta basada en algo que podría ser argumentado como falso  y existen ocasiones en que este tipo de pensamientos es mas importante para vivir, que la verdad misma o que lo que se presume como aparentemente verdadero.

Por otro lado Pascal también dice; “Lovers cannot remain philosophers for so long, they should give way to the religious impulse which is to believe and have faith…”

Existe entonces una relación entre la filosofía como la parte racional del pensamiento, de generación de verdad y entendimiento y la parte del amor, como parte de pasión,  creencia y fe que nos permite poder seguir adelante. El equilibrio entre ambas o la utilización de la primera para explicar o justificar la segunda, es un ejercicio que tiene implícita la formula para la existencia, trascendencia y logros de los pintores, los músicos, los fotógrafos, los artistas, los cantantes y por supuesto los diseñadores. Nos argumentamos desde la primera porque debemos de vivir y creer desde la segunda simplemente porque nuestras disciplinas van mas conectadas con el corazón que con la mente.

Cuando me toca hablar sobre diseño e innovación en algún foro, tengo en una de mis pantallas una foto de la película de “Wall-e” que sale con Eva (los dos robots) y en ambos se aprecia una mirada de amor que representa precisamente el eje de la película y normalmente ante mi pregunta de “¿quien vio Wall-e?” puedo escuchar en la audiencia un suspiro de ternura y satisfacción y la reflexión que hago con el publico alrededor de la imagen la baso precisamente en el cuestionamiento de sus sentimientos.  “¿Señores, porque suspiran? ¿qué no saben que los protagonistas de la película, en caso de existir por supuesto, solo serían un paquete de pedazos de plástico, leds, circuitos integrados, sensores y pilas? Siento ser yo quién se los dice y siento mucho también decepcionarlos,  pero los robots no sienten. Ellos no pueden estar enamorados”

Lo que realmente sucede, es que así como en la religión y en el cine, la mente le permite al corazón dominar porque sabe que así estará mejor y podrá ser mas feliz. En resumen, la mente nos permite engañarnos en pro de sentir felicidad. En el diseño, los diseñadores debemos de aprender a generar lo que yo llamo “el efecto Wall-e”. Debemos de aprender a generar una historia tal que como en la religión y en el amor,  la gente involucrada se de permiso de engañarse conscientemente a si misma y perseguir con nosotros la visión de un futuro mejor o un final feliz inclusive sabiendo que existe la remota posibilidad de que estemos totalmente equivocados.

Así es el amor, así es el arte, así es el diseño…