domingo, 8 de enero de 2012

"Hay que atender al fenómeno y no a la apariencia" Heidegger

"Apariencia" es de esas palabras de las cuales uno desconfía porque es algo aparente y superficial y no en vano las abuelitas siempre nos lo dicen en forma de consejo sabio; "mi hijito, no te fies de las apariencias" o "recuerda hijo que las apariencias engañan". Apariencia se relaciona con maquillaje y ambas son cosas pensadas para impresionar, verse mejor o quedar bien, o sea que pareciera ser que siempre hay un poco de mentira o engaño pues es un esfuerzo intencional para modificar una realidad que espanta. Mi problema específico con el tema es que en toda mi experiencia profesional, que es ya de mas de veinte años, me he encontrado con que las demás profesiones tienen la percepción del diseño como una estricta definición de "la apariencia" y en esto yo no estoy de acuerdo y es por eso que mantengo una campaña constante contra dicha definición pues cómo lo dicen también las abuelitas; "aunque la mona se vista de seda, mona es queda" y eso de ser responsables solo de vestir a la mona y no de educarla, meterla al gimnasio, darle nombre y apellido pues simplemente no está bien. La apariencia es un concepto de superficialidad mientras que el diseño es un concepto de integridad y no es lo mismo estar a cargo de la apariencia de un producto que estar a cargo de "su diseño" el cual compromete aspectos de función, usabilidad, ingeniería, manufactura, sustentabilidad, calidad y por supuesto belleza y como decía Buckmisterfuller o "Bucky", el afamado ingeniero inventor de la carpa geodesica y muchas cosas mas; "si cuando termino un proyecto, éste en su naturaleza no es bello, sé que seguramente algo anda mal"
Cuando he participado en estudios que pretenden determinar las preferencias de los consumidores sobre los productos, he entrado en discusiones con los organizadores sobre la pregunta de "¿qué tanto le importa al consumidor la estética del producto?" haciendo la referencia de "estética" con "diseño" y por supuesto los resultados frecuentemente son que al usuario le importa mas la seguridad, la duración o el desempeño que "el diseño", y es que preguntar eso es cómo preguntar a una mujer si prefiere maquillarse en lugar de dormir, alimentarse, trabajar, atender a su familia o tener casa propia. Mi propuesta es mas bien preguntar que tanto le importa "el diseño" sobre los otros factores y preguntar eso es similar a preguntar si es importante "sentirse bien" o "ser feliz" contra dormir, comer, trabajar, atender a la familia o tener casa propia pues en lo primero está implícito lo segundo, de hecho las preguntas para ponderar los factores podrían ser inútiles pues un buen diseño es el que cumple con todo lo que el usuario espera y mas, y eso es buen precio, buen desempeño y una excelente estética. Todo acorde o ligeramente superior a la naturaleza del mismo producto y a las expectativas del consumidor. Se puede decir que con la apariencia así solita, el usuario no se involucra, solo la vive y la experimenta desde afuera, mientras que con del diseño espera un compromiso para que forme parte importante de su vida, sediéndole parte de sus responsabilidades. El buen diseño no hace sentir bien cómo la apariencia sino que contribuye a ser feliz, y no es que quiera yo sonar cursi, solo basta recordar las tapitas de los tetra pack, lo lógica del Blackberry, las bolsas "abre fácil" de Kelloggs, las botellas de catsup, los sacapuntas manuales, los gatos de los coches, los garrafones de agua y el SAP, para entender lo que digo y si no conoces que el SAP , no sabes lo afortunado que eres.

Al paralelo de mi cruzada por "hacer diseño, no es hacer apariencia" y como el principal argumento de la misma, he promovido al diseñador como un "pensador" de soluciones prácticas, eficientes y diferentes y por ende un cuestionador de las formas y modelos mentales para resolver los problemas y es aqui donde la fenomenología de Heidegger me cuadra padre pues proclama que los fenómenos de "el Mundo" hay que verlos "con una mirada nueva liberada de cualquier teoría aprendida anteriormente asi como de prejuicios e ideologías que la determinarán en su mirar". Este concepto, que me resulta mas potente y auténtico que lo proclamado por IDEO en la última década me gusta porque contiene la distinción que titula el post y que habla de que detrás de cada apariencia existen uno o varios fenomenos y es en nuestra atención a éstos, con una mirada nueva, que podremos resolver de manera diferente los problemas inclusive cuando aparentemente solo estemos redefiniendo la apariencia. Con esto quiero decir que no se trata de diseñar sillas sino formas de descansar, comer, trabajar, estudiar, esperar, gobernar o hacer del baño segun sea el caso y pensando tanto en lo que quiere el usuario como en la seguridad, el transporte, la factibilidad de manufactura, la viabilidad comercial y la competencia, que son los fenómenos conectados a nuestros clientes y/o colegas del trabajo quienes usualmente tienen de nosotros el juicio que pretende erradicar mi cruzada y, porque no decirlo, sufren de nuestro énfasis en el mismo que si bien digo no es lo único que hacemos, sí resulta de suma importancia por ser, cómo lo dice Schopenhauer la carta de presentación. Aparentemente la apariencia la resuelve el diseñador mientras que "el buen diseño" se hace con todo un equipo y el reto es cuestionar al mismo para llegar al fenomeno y desde ahi atender todo lo aparentemente aparente para perfeccionarlo. Todo esto con el fin de diseñar un producto excelente que contribuya con la felicidad de las personas en vez de hacer "una mona vestida de seda".