domingo, 21 de octubre de 2012

La dignidad es a la pasión humana lo que la piel al cuerpo. Esconde lo aparentemente desagradable pero esencial para la vida. Nietzsche.


Desde nuestra niñez el modelo mental que se implanta, al paralelo de ser rico, ser famoso y otros mas o menos absurdos, es el de avergonzarse por sentir atracción hacia otra persona. ¿Quien puede decir que de niño no fue acosado alguna vez por estar enamorado sintiendo por consecuencia culpa, ridículo y vergüenza?

El enamoramiento es algo que no se escoge, sino mas bien es el amor el que te escoge a ti, te atrapa y te posée como “una brisa que igual llega e igual se va” diría Chopra y como el mismo lo señala, enamorarse traducido del inglés es “caer en el amor”, o sea como si uno tuviera un accidente y como si a partir de éste uno quedara con una especie de minusvalía temporal con la cual se pierde una parte de la consciencia y de la capacidad de reflexión y, es por eso que cuando uno esta así, atrapado, es cuando le dicen, "déjalo que esta enamorado y no sabe lo que hace" o el típico “ten cuidado de quién te enamoras”, lo que hace pensar que en verdad al enamorarse, uno se vuelve vulnerable, imprudente, loco y si la cosa llega a peligrar, o sea de “perderse el amor”, hasta con la dignidad se apuesta y si perder la dignidad, quedar temporalmente minusválido y sentir vergüenza no fueran suficientes, pues tenemos el hecho, mas importante para los que pasamos de 40, que el amor y la pasión son temas mas para la adolescencia y la juventud que para los ya maduros y grandes, y que esta se les permite a los jóvenes porque es el camino para llegar al “compromiso”, donde supuestamente todo se pone en orden y se controlan las pasiones para enfocarse en las cosas serias que nos dicen que hay que hacer, como llegar a “ser alguien”.

Lo interesante del amor es que siempre te da la posibilidad consciente de “estar equivocado” porque estas minusválido o de cierta forma inconsciente y por eso siempre se sugiere dejar pasar los reglamentarios tres meses para que se vea “la realidad” que no es mas que ver lo que el amor no te había dejado ver, lo que a final de cuentas es como un sutil juego entre el corazón y la mente y cuando se tiene la fortuna de ser dos los enamorados, pues el arte es alinear el juego corazón con corazón y mente con mente porque si no es así, pues empiezan los problemas, pero ese es un tema de otro post y de otro blog.

Entrando en materia de diseño e innovación, que es supuestamente de lo que esto se trata, cada vez es mas frecuente que durante mis pláticas termine hablando de lo importante de la pasión y el enamoramiento y esto lo hago así porque dichos temas son las vías que yo visualizo para poder sobrellevar la incertidumbre que provocan el emprendimiento, la innovación y el diseño, que si bien, con algunos ejercicios esta se puede reducir, al final siempre viene, como lo dice el mismo Nietzsche, “el salto al vacío y el riesgo como apuesta”. En los proyectos así como con las parejas, es necesario que el corazón pacte con la mente la posibilidad de auto engañarse para poder ir mas allá en búsqueda de la verdad, porque en este camino de búsqueda de felicidad, siempre hay un punto de riesgo en el que es necesario avanzar y jugársela hacia la próxima etapa para saber si esto a lo que me enfrento vale la pena o no, o simplemente porque la respuesta que buscamos se encuentra en ese lugar donde me da miedo entrar. Y así uno avanza a tientas y con miedo pero sabiendo que igual y saldrá uno raspado, pero igual no y, es ahí donde viene el logro y el éxito anhelado.

La diferencia entre diseñadores y empresarios, es que también como en la vida, el empresario al emprender lo hace de joven y con mucho enamoramiento, o sea riesgo, y si eso le funciona, pues ya se casa con esa idea y de ahí ya no se quiere mover consiente de que ya siendo grande con empresa y productos, ya no tiene supuestamente el derecho ni el ánimo o simplemente ya no es digno de apasionarse como cuando era joven y esto es precisamente lo que le paso a Henry Ford y a Tomás Alva Edison que por miedo a perder la estabilidad que su primer enamoramiento les había construido, nunca pudieron abandonar la estructura inicial de sus primeros descubrimientos para pasar a las etapas posteriores.

En conclusión quiero decir que ser artista y cada vez con mas frecuencia, ser diseñador, es como ser en primera, un eterno enamorado que se la pasa pierde y pierde la conciencia en pro de la conquista de nuevas posibilidades y en segunda una especie de cupido, que anda así cargando su flechitas impregnadas de sueños para lanzarlas hacia jefes, ingenieros, clientes, colegas y proveedores, para que eventualmente se pueda generar una especie de orgía en la que una bola de seres humanos se desnudan y dejan salir sus pasiones para producir lo que de manera urgente nuestras empresas y este país necesita, pero sobre todo, porque sacarlas, usarlas y gozarlas aunque sea por medio del diseño, la creación artística y la innovación es como lo dice Nietzsche, tan esencial para la vida, que se me hace injusto que lo gocemos solo los diseñadores.