lunes, 17 de septiembre de 2012

La duda no es una condición placentera pero la certeza es… absurda.


Seguros de todos tipos, los del coche, los de vida, de estudios, de muerte, médicos, los notarios, los planes de negocio, las proyecciones, las estadísticas, los estudios de mercado, los anillos de compromiso, las garantías, los instructivos, los títulos profesionales, las fianzas, las declaraciones, los aumentos de sueldo, las maestrías, los novios, las confesiones, las recetas de cocina, los despertadores, las marcas, los semáforos, los boilers de agua, la ostias y casi todo lo que nos dedicamos a hacer, busca sobre todo generarnos un sentimiento de certidumbre…


Acabo de googlear “methodologies for innovation” y en 0.27 segundos me aparecieron 12,600,000… o sea, doce millones seiscientos mil resultados en poco mas de un cuarto de segundo y, todo eso lo que busca, como todo lo que construimos alrededor de nosotros, es dar certidumbre al gran salto al vacío que significa vivir y crear o vivir creando y, tan convencidos estamos de esto, que cuando vienen esas jugadas del destino, ya sea en forma de ruptura, impuestos, cáncer, melate, divorcio, fiesta sorpresa o licencia vencida, nos sorprendemos ante lo impredecible que viene a ser la vida. Y es que si, la verdad es maravilloso como el ser humano ha logrado, casi como la naturaleza, hacer coincidir las cosas para que estás sucedan. ¿sabes cuantas cosas tienen que coincidir en un instante para que tu auto encienda? ¿para que el foco prenda? ¿para que el agua caliente salga? ¿para que el metro pase? o ¿para que el verde del semáforo encienda? Es definitivo, como humanidad hemos logrado dominar y predecir el futuro de muchos actos instantáneos y gracias a esto, vivimos tranquilos junto con el resto de cosas y papeles que al inicio menciono. Pero, no todo es así, y entre este todo, esta la innovación.

Llevo meses pensando como poder insertar el sentimiento del riesgo, del enamoramiento y del salto al vacío en las estructuras establecidas de las empresas que se mueven por tiempos, factibilidades y costos (o sea todas) y cada vez estoy mas cerca de mi conclusión, que si bien parece resignada, no lo es, y es que mi conclusión es que no “hay forma de innovar con certidumbre”,  no podemos innovar sin riesgo, es un hecho. La innovación no es un método, no es un proceso, no es un sistema. La innovación es una persona que se enamora terriblemente de una idea, y contagia otras personas y juntos, así como el amor, se avientan pensando en un futuro que solo puede ser promisorio y, cuando el amor no es posible, porque así como en la vida, todo el mundo te dice que ese amor no te llevará a ninguna parte, es cuando viene esto de la clandestinidad. Cuando estas enamorado de esa idea, y la empresa no te deja, así como en las novelas, pues viene ese amor oculto, escondido, de riesgo, de aventura en el que se experimenta, se siente, se conoce, se prueba y se comprueba ya sea para el fracaso o para comprobar que, como lo sentimos, si funciona y es entonces que puedes salir y decir, que lo lograste. Si quieres verdaderamente lograr innovar, dentro de una estructura establecida en la certidumbre, la penalización y el negocio, como lo están prácticamente todas nuestras estructuras, no busques que te dejen casarte con quien ya sabes que no podrás. Busca los tiempos, los recursos y los cómplices para tu clandestinidad. La innovación no esta en el método, ni en la empresa como el amor no esta en el apellido, ni en el título ni en la edad. La innovación como el amor, esta en ti y así como brisa un día te llega y un día se te va. Aprovecha cuando te tiene, trabaja de noche, conquista en lo obscuro, acércate, aviéntate, prueba, indaga, arriesga, prototipa hasta que lo compruebes, lo valides y lo demuestres. Róbate a la amada y ya que sea tuya, regresa, y demuestra como no hay vuelta de hoja, como hoy puedes tener la razón porque un día te atreviste a perderla. Si no es así, con riesgo, con miedo y con incertidumbre, como en el amor, casi te puedo asegurar que nunca serás capaz de verdaderamente innovar.

lunes, 10 de septiembre de 2012

"Nada lograremos mientras nuestro pensar siga teniendo mas que ver con la lógica que con esa fuente olvidada de todo poetizar" Heidegger.


Al parecer fueron Heraclito y Parmendies los primero que andaban pensando en entender la mera realidad, o sea la física, esa que se ve y se palpa y fue hasta Platón que alguien se ocupo de la parte mental, de lo intangible definiendo y distinguiendo la política de la ética y la poesía de la estética, que
antes de él venían juntas, como muchas otras cosas mas.

Platón logro todo esto escuchando a Socrates, quien nunca se sentaba a pensar, el solo andaba por ahí caminando y cuestionando a la gente y por lo mismo, de no sentarse y pensar, nunca escribió nada como su discípulo Platón que se sentó, pensó y escribió y con esto se volvió el dios creador del mundo intangible del intelecto y la cultura, generando suficiente material para que durante siglos trabajaran prácticamente la totalidad de los que siguieron pensando dos mil doce mas cuatrocientos sesenta y dos años después de que él nació.

Pero el paquete que dejo era tan grande, que en vez de agarrar todo el pensamiento completo, mejor se dedicaron a estudiarlo por partes, para que no se mezclaran las cosas, supongo, y que no se confundiera el romanticismo de un atardecer con la posibilidad de calcular la velocidad de la tierra, porque uno era algo poético, sutil, emocionante, evocador y lo otro algo medible, comprobable y racional. Pero lo triste es que al parecer con esto se empezó a pensar que lo primero, que era lo bonito, no era tan importante, como lo podía ser la velocidad de la tierra cuando en realidad lo que estaba pasando es que uno se podía explicar y el otro no. El atardecer solo se sentía a veces y a unos los hacía sentir que estaban vivos, a otros enamorados y a otros inspirados para crear por ejemplo, un poema y eso, además de no tener lógica, pues daba miedo porque nunca se sabía por donde iba a brincar la cosa. Entonces fue cuando la belleza se separo de los triángulos, la conjugación de las palabras, la pasión del coito, el amor del matrimonio y el placer de una comida con el mero afán de nutrir al cuerpo.

La cuestión es que hoy, todo lo hacemos por partes. Cada profesión hace una cosa, y luego todo se junta para construir empresas, productos, planes de negocio, aspiradoras y constituciones y la verdad es que uno no se enamora de las partes solitas de algo o de alguien. Por ejemplo, uno no ve así una nariz o un dedo gordo y ya cae enamorado, se necesita ver todo, y si se puede escucharlo, sentirlo, olerlo y mas… Por su lado el poema solo existe cuando ponemos las palabras correctas en el lugar correcto, en el tiempo y la conjugación y hasta podría decir que en la época. Las palabras del poema solas no son nada mientras que en su conjunción correcta son capaces de detonar las mas maravillosas pasiones y sentimientos de un ser humano y creo que lo hemos olvidado, pero lo mas bonito de este mundo es ponerse a sentir.

La palabra poema viene del griego “poiesis” que significa creación o producción, y Platón utilizaba este termino precisamente como “la causa que convierte cualquier cosa que consideramos de no ser a ser”. En la filosofía contemporánea es Martin Heidegger quien convierte el termino en la transformación exquisita de cualquier forma, material o composición haciendo la analogía con el florecer de un capullo o el nacimiento de una mariposa o como lo subraya Wikipedia, “es el momento de éxtasis producido cuando algo se aleja de su posición de cosa para convertirse en otra” o como se dice también, "la capacidad de volver a lo inmundo, mundo".

Poetizar o hacer un poema es ser capaz de crear magia ya se trate de atardecer, foto, diseño, relación o platillo culinario, o dicho de otra manera es tener la capacidad de llevar lo cotidiano a una escala de belleza y trascendencia única y el problema es que pensando como actualmente pensamos y formando personas como actualmente las formamos, así como especialistas, lo único que estamos haciendo es eliminando la capacidad de poetizar las cosas, pues nadie esta concibiendo el poema completo, solo se tienen palabras sueltas, no hay nadie enamorado de nada, nadie que vuelque su pasión en la construcción de “el” poema llevando la creación a niveles mucho mas evolucionados de percepción y disfrute, o dicho de otro modo, hacer las cosas como si estuviéramos haciendo arte, porque hacer arte es aprender a vivir, dominar y disfrutar la incertidumbre a un punto de total absorción y poetizar es dotar de arte a todo cuanto sea posible ejecutar con pasión.