Seguros de todos tipos, los del coche, los de vida, de
estudios, de muerte, médicos, los notarios, los planes de negocio, las
proyecciones, las estadísticas, los estudios de mercado, los anillos de
compromiso, las garantías, los instructivos, los títulos profesionales, las
fianzas, las declaraciones, los aumentos de sueldo, las maestrías, los novios,
las confesiones, las recetas de cocina, los despertadores, las marcas, los
semáforos, los boilers de agua, la ostias y casi todo lo que nos dedicamos a
hacer, busca sobre todo generarnos un sentimiento de certidumbre…
Acabo de googlear “methodologies for innovation” y en 0.27
segundos me aparecieron 12,600,000… o sea, doce millones seiscientos mil resultados
en poco mas de un cuarto de segundo y, todo eso lo que busca, como todo lo que
construimos alrededor de nosotros, es dar certidumbre al gran salto al vacío
que significa vivir y crear o vivir creando y, tan convencidos estamos de esto,
que cuando vienen esas jugadas del destino, ya sea en forma de ruptura, impuestos,
cáncer, melate, divorcio, fiesta sorpresa o licencia vencida, nos sorprendemos
ante lo impredecible que viene a ser la vida. Y es que si, la verdad es
maravilloso como el ser humano ha logrado, casi como la naturaleza, hacer
coincidir las cosas para que estás sucedan. ¿sabes cuantas cosas tienen que
coincidir en un instante para que tu auto encienda? ¿para que el foco prenda?
¿para que el agua caliente salga? ¿para que el metro pase? o ¿para que el verde
del semáforo encienda? Es definitivo, como humanidad hemos logrado dominar y
predecir el futuro de muchos actos instantáneos y gracias a esto, vivimos
tranquilos junto con el resto de cosas y papeles que al inicio menciono. Pero, no
todo es así, y entre este todo, esta la innovación.
Llevo meses pensando como poder insertar el sentimiento del
riesgo, del enamoramiento y del salto al vacío en las estructuras establecidas
de las empresas que se mueven por tiempos, factibilidades y costos (o sea
todas) y cada vez estoy mas cerca de mi conclusión, que si bien parece
resignada, no lo es, y es que mi conclusión es que no “hay forma de innovar con
certidumbre”, no podemos innovar sin
riesgo, es un hecho. La innovación no es un método, no es un proceso, no es un
sistema. La innovación es una persona que se enamora terriblemente de una idea,
y contagia otras personas y juntos, así como el amor, se avientan pensando en
un futuro que solo puede ser promisorio y, cuando el amor no es posible, porque
así como en la vida, todo el mundo te dice que ese amor no te llevará a ninguna
parte, es cuando viene esto de la clandestinidad. Cuando estas enamorado de esa
idea, y la empresa no te deja, así como en las novelas, pues viene ese amor
oculto, escondido, de riesgo, de aventura en el que se experimenta, se siente,
se conoce, se prueba y se comprueba ya sea para el fracaso o para comprobar que,
como lo sentimos, si funciona y es entonces que puedes salir y decir, que lo
lograste. Si quieres verdaderamente lograr innovar, dentro de una estructura
establecida en la certidumbre, la penalización y el negocio, como lo están prácticamente
todas nuestras estructuras, no busques que te dejen casarte con quien ya sabes
que no podrás. Busca los tiempos, los recursos y los cómplices para tu
clandestinidad. La innovación no esta en el método, ni en la empresa como el
amor no esta en el apellido, ni en el título ni en la edad. La innovación como
el amor, esta en ti y así como brisa un día te llega y un día se te va.
Aprovecha cuando te tiene, trabaja de noche, conquista en lo obscuro, acércate,
aviéntate, prueba, indaga, arriesga, prototipa hasta que lo compruebes, lo
valides y lo demuestres. Róbate a la amada y ya que sea tuya, regresa, y demuestra
como no hay vuelta de hoja, como hoy puedes tener la razón porque un día te
atreviste a perderla. Si no es así, con riesgo, con miedo y con incertidumbre,
como en el amor, casi te puedo asegurar que nunca serás capaz de verdaderamente
innovar.
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