viernes, 5 de agosto de 2011

“Se aprende a pescar pescando y se pesca más para pescar mejor” Dewey

DEWEY PARTE 2
Pareciera ser que la educación es la correcta inserción del miedo y el miedo es el principal promotor de la verdad y lo correcto que por supuesto es entre otras cosas, no equivocarse. Incubadoras, universidades, departamentos de planeación e iglesias son algunas de las organizaciones que fueron creadas para no equivocarnos siendo estas la base del deber ser de las acciones. Esto por supuesto que ha tenido beneficios en cuestión de ética, civismo y convivencia social, pero en cuestión de innovación, este miedo nos cuesta mucho más que si nos estuviéramos equivocando constantemente sobre todo cuando hacerlo es la única manera de aprender y mejorar. Se aprende haciendo y se hace mas para hacer mejor. Hacer la primera rueda cuadrada hubiera sido gravísimo si se hubiera pensado entonces que de ella dependía la conquista de Roma o el éxito de Henry Ford, pero como no era así, pues seguro hubo mucha equivocación antes de descubrir que para poder hacer rueda rodara bien, ésta tenía que tener un orificio equidistante a todos sus lados.
Cuando desde niño querías hacer algo que se salía de la normal, solo tenías dos opciones; la primera era hacerlo y esto se calificaba como “travesura” y la segunda era pedir y “convencer” a esa autoridad que te permitiría la acción o la prueba. Y “convencer” es como “vencer” pero no con fuerza ni con armas sino con hechos y argumentos. La cosa es que el vencido y el convencido se quedan siempre con el sentimiento de haber cedido, uno por la fuerza de las armas y el otro por la fuerza de la palabra o el chantaje. El primero, esperará la debilidad de la fuerza para recuperarse y el segundo, esperara por supuesto la equivocación para poder entonces demostrar que no debió de haber aceptado, que tu “estas mal” y que él “está bien” y con eso, recuperar su poder sobre ti. Bajo este esquema, es difícil hacer y aprender, porque no tenemos margen de maniobra. Es por eso que en cuestión de diseño, innovación y arte, si queremos aprender haciendo, no se debe de convencer a la gente, porque si lo haces así, siempre tendrás su energía contenida aunque hayas usado planes de negocio, estudios de mercado  y financieros. En estos rubros de la subjetividad y le incertidumbre se trata de hallar la manera de que aquello que sientes y que te motiva sea transmitido para que haga sentido a los demás de la misma forma que te hace sentido y te emociona a ti, y la manera más certera de hacerlo es ejecutándolo la idea a la escala que se requiera de acuerdo a los recursos disponibles.  Esta ejecución, debe ser en un estado que yo llamo de “irresponsabilidad responsable” o sea en un espacio físico y de tiempo en donde no hay presión ni penalización para el error. Esta “irresponsabilidad responsable” es una especie de clandestinidad, pues se ejecuta sin permisos ni recursos específicamente asignados ni de tiempo ni de dinero y como toda clandestinidad o resistencia, es necesario tener cómplices, los cuales asignaran sus recursos para ir sumándose al proyecto hasta que éste adquiera la madurez necesaria para entrar en batalla. Cuando hablo de madurez, me refiero a la madurez de las ideas, las cuales son como somos los seres humanos que necesitamos un periodo de madurez para asumir nuestras responsabilidades. Por ley la madurez se adquiere a los 18 años, aunque en realidad hay humanos que la adquieren a los 10 y otros muchos nunca. El caso es que de 0 a 18 años, somos por definición irresponsables y por esa razón no podemos ni manejar, ni beber, ni estar solos, ni tener relaciones sexuales.  Ya después, cuando se nos fundaron bien los miedos necesarios es cuando somos maduros y podemos entonces cargar con todas las responsabilidades de un adulto. En las ideas, es lo mismo, pero en las empresas no se ve tan claro. O tal vez sí, pero como que están acostumbradas a recibir a las ideas ya más grandecitas, no bebes. Una idea es un niño recién nacido al cual no le puedo cargar de golpe todas las responsabilidades de un producto terminado o adulto. Tomar una idea y ponerle precio, meterla en piso y querer que pase la norma, es como agarrar un bebe y querer que camine, se vista, lea y se gane la vida. Las ideas, como los humanos, requieren primero del deseo de tenerse, así como la ilusión de ser papa y luego, de mucha paciencia porque también se hacen popo, te despiertan en la noche y tienen cólicos. Las ideas se conciben, se atienden, se les comprende, se les tiene paciencia y se les invierte mucho dinero, sobre todo a esa, que fue la que llego, fecundo y salió al mundo.
Si tienes una idea y necesitas permisos, apoyos, soporte, lo que tienes que hacer es ejecutarla como puedas y con el mínimo de recursos. La ejecución deberá ser en un espacio de irresponsabilidad responsable y en un acto de clandestinidad y resistencia con tus complices. Ya que la tengas ahí, aprende de ella haciendo para aprender y haciendo para hacer mejor y después, cuando ya camine, sonría y seduzca con la misma gracias de un bebe de dos años, enséñala a aquellos que te ayudarán a criarla. Diles que son los tíos, abuelos o de plano padrinos y que cuando crezca los hará felices. Esto les genera sentido porque verán un futuro en ella. Sigue el proceso de madurez, cada vez aplicando pruebas más complejas, pero siempre tratando de asegurar que la idea se comporte de manera correcta y de acuerdo a su edad hasta que vaya creciendo, la familia la quiera y se vuelva ahora sí, responsable de todos sus actos.

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